viernes, 15 de abril de 2011

¡Sí, Señor!





Riqui Ricón
¡Cómo obtener un milagro que no merezco!
¡Cómo vencer un pecado oculto y recurrente!





¡Cómo puedes ser sanado. Las 4 preguntas del Ricón!




Riqui Ricón
¡Cómo puedes tú, ser sanada/sanado Hoy!
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sábado, 9 de abril de 2011

¿Cuándo Podré Comenzar a Vivir?


¡Ya puedo comenzar!
Por Riqui Ricón*
Porque tú eres pueblo santo para Jehová tu Dios; Jehová tu Dios te ha escogido para serle un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la tierra. No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha querido Jehová y os ha escogido, pues vosotros erais el más insignificante de todos los pueblos; sino por cuanto Jehová os amó, y quiso guardar el juramento que juró a vuestros padres, os ha sacado Jehová con mano poderosa, y os ha rescatado de servidumbre, de la mano de Faraón rey de Egipto. Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones (Deu 7. 6-9).
Cuando comienzas a estudiar y meditar en la Palabra de Dios te das cuenta, cada vez más, lo importante y especial que eres para Él. Es Él quien te ha escogido a ti y por Su gran Amor con que te ama pretende llenar tu vida de propósito y significado. Por Cristo Jesús, ya no eres más la/el misma/mismo pecadora/pecador que antes eras. Por Su muerte en la cruz y Su Sangre derramada hasta la última gota como precio de tu justificación, ahora eres una/un Hija/Hijo de Dios Nacida/Nacido de Nuevo no de simiente corruptible sino de la incorruptible semilla que es la Palabra de Dios, que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).
Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia (2 P 2. 9-10).
Si alguna vez te has preguntado qué significa ser una/un Hija/Hijo de Dios Nacido de Nuevo o por qué Jesús le dijo a Nicodemo que si no Nacía de Nuevo no podría ver ni entrar al Reino de Dios, la respuesta a ambas preguntas es simple y sencillamente la misma: ser una/un Hija/Hijo de Dios Nacida/Nacido de Nuevo significa ser linaje escogido, real sacerdocio, nación santa y pueblo adquirido, comprado, por Dios y, por consiguiente, la vida en el reino de Dios está llena de propósito y significado, anunciar las virtudes de Aquel que nos sacó de las tinieblas a Su luz admirable.
Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos; y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes,  y reinaremos sobre la tierra (Apo 5. 8-10).
Al aceptar y creer que a través de la fe en Jesucristo has Nacido de Nuevo recibes tu identidad, tu linaje como Hija/Hijo del Rey, dejas las cosas viejas en el pasado y te extiendes a una vida nueva donde debes reinar y establecer el reino de tu Padre. Insisto, no eres más un ser humano sin ton ni son, aventado por ahí, olvidado y arrumbado en algún lugar del planeta. ¡No, nada de eso!
Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado. Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia (Mat 10. 7-8).
No temas, ni dudes de la Palabra de Dios, Él no miente ni se arrepiente, lo que Dios ha dicho lo va hacer, si Él lo ha hablado, entonces, lo va a ejecutar. Recuerda que el diablo es homicida y padre de mentira desde el principio (Jn 8. 44). El querrá confrontar tu realidad contra la Palabra de Dios para hacerte dudar y así, con la duda, pierdas tu identidad.
Y los que pasaban le injuriaban, meneando la cabeza, y diciendo: Tú que derribas el templo, y en tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo; si eres Hijo de Dios, desciende de la cruz. De esta manera también los principales sacerdotes, escarneciéndole con los escribas y los fariseos y los ancianos, decían: A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar; si es el Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, y creeremos en él. Confió en Dios; líbrele ahora si le quiere; porque ha dicho: Soy Hijo de Dios (Mat 15. 39-43).
De la misma forma que Satanás lo intento en el desierto y en la cruz contra Jesús, lo hace hoy en día: si en verdad la Biblia es… si en verdad tú eres… si en verdad ya sanaste… si en verdad fueras una/un Hija/Hijo de Dios, etc., etc.
El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10. 10).
Amado Padre celestial, yo sé en quien he confiado. En Ti, Señor, en Tu Palabra, la Biblia. No voy a temer ni a dudar de quién soy yo ahora, en Cristo Jesús. Soy una/un Hija/Hijo de Dios Nacida/Nacido de Nuevo con propósito y destino. Voy a reinar en esta tierra y no voy a permitirles a la enfermedad, los problemas, la pobreza, la tristeza, el resentimiento, la depresión, ni a nada ni a nadie, robarme lo que legítimamente es mío por la Sangre de Jesús: mi identidad. Gracias Señor porque Tú me hiciste de nuevo y eso ya nadie me lo puede quitar. En el nombre de Jesús. Amén.
¡Puedo comenzar a reinar!
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011



Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
                                                                                   
Abril 7                                               Mat 27. 32-66 /  Deu 7-8 /  Job 7

miércoles, 6 de abril de 2011

¿Podré ser feliz?

Miércoles 6 de Abril de 2011.
¡Plenitud!
Por Riqui Ricón*
¡Quién diera que tuviesen tal corazón, que me temiesen y guardasen todos los días todos mis mandamientos, para que a ellos y a sus hijos les fuese bien para siempre! (Deu 5. 29).
¡Qué vehemencia y qué Amor hay en estas Palabras de Dios! Su deseo, Su voluntad, es que utilicemos nuestra libertad para decidir creerle a Él, creerle a Su Palabra, la Biblia.
 Hace tiempo preguntaba a Dios ¿para qué son los mandamientos? ¿Para qué la Palabra? ¿Para qué la Ley?  Y Él, con la simple dulzura de su Palabra me contestó: ¡Para que te vaya bien para siempre!
La Ley de Dios, los diez mandamientos, la Biblia, son la guía, el manual de operación, que te permitirá desarrollar UNA VIDA CON PROPÓSITO aquí en la tierra. Es la voluntad de Dios, tu Padre que te ama, que te vaya bien para siempre, que poseas la tierra y vivas largos días sobre de ella, reinando como una/un Hija/Hijo de Dios Nacida/Nacido de Nuevo.
Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados (llamados por Él)  hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él. Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es (1 Jn 3. 1-2).
Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma (3 Jn 2).
 ¡Aleluya! ¡Eres la/el amada/amado del rey de reyes y Señor de señores! ¡El Rey de la creación, el Todopoderoso Dios te llama por tu nombre y te dice en Su Palabra: Amada/Amado!
La Voluntad expresa de Dios para tu vida es TOTAL PLENITUD: prosperidad en todas las cosas, que tengas salud, así como prospera tu alma (tus emociones, sentimientos, voluntad y pensamientos). Amor, paz y gozo donde no hay lugar para el temor, ni la angustia, ni la ansiedad, ni el estrés, ni la culpabilidad, ni la condenación, ni el odio, ni el resentimiento, ni el rencor, ni la duda, ni la depresión sino total y absolutos Amor, Paz y Gozo porque sabemos que Él nos ha hecho Sus Hijas e Hijos por medio de Jesucristo. Hijas e Hijos de Dios Nacidos de Nuevo no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).
Esto es Su plenitud de la cual tomamos todos, y gracia sobre gracia (Jn 1. 16).
Así como los 10 mandamientos de la ley de Dios (los cuales están puestos para tu beneficio), Dios te manda que creas, pues la/el justa/justo por la fe vivirá. Que creas que, en todas las cosas, eres más que vencedora/vencedor por medio de Aquel que te amó, Cristo Jesús. Que creas que TODO lo puedes en Cristo, que es tu fortaleza. Que creas que mayor es Él, que está en ti, que el que está en el mundo. Que lo creas porque Él lo ha dicho en Su Palabra y esa es la Verdad.
Si vuelves a leer el primer versículo de esta reflexión notarás que el clamor del deseo de Dios es que le temamos de tal manera que atesoremos con amor Su Palabra, la Biblia. Y volví a preguntar a Dios, ¿es el verdadero temor a Dios el que Tú hablas y yo muero de miedo como los israelitas en el monte Sinaí o que, por que Tú hablas, por Tu Palabra, yo vivo plenamente?
Hace poco el Espíritu Santo me dio la definición del temor a Dios que más ha satisfecho a mí corazón. Me dijo, mira Riqui Ricón, el temor a Dios es la afectuosa admiración que produce el respeto y el amor a un padre amoroso y venerable de parte de una Hijo o Hijo que se sabe amada/amado. Es este temor a Dios el principio de la Sabiduría que fluye de la fe, la confianza y total certeza en la Palabra de Honor de semejante Padre (y de semejante Hija o Hijo). ¡Amén!
Gracias Señor por Tu Palabra. Gracias por todos Tus mandamientos y todas Tus promesas. Estoy 100 por ciento convencido de que puedo confiar en Ti. Tú eres Dios y la Biblia es el Honor de Tu Palabra. Jesús, Tú eres mi Señor, Rey y Salvador y por Ti yo vivo. Gracias por la vida que ahora puedo vivir, una vida plena, llena y abundante. Gracias porque con Tu muerte pagaste TODOS mis pecados, con Tu Sangre me limpiaste y con Tu resurrección me diste vida nueva, me hiciste nacer de nuevo como una/un Hija/Hijo de Dios y ahora tengo todo el derecho a creer y tomar de Tu Plenitud. Soy sano, soy libre, soy próspero, tengo paz, gozo y amor en Tu Nombre mi Señor Jesús. Amén.
En resumidas cuentas la Ley de Dios es para ser feliz.
¡Recibe Su Plenitud!
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
                                                                                   
Abril 6                                               Mat 27. 1-31 /  Deu 5-6 /  Job 6

lunes, 4 de abril de 2011

¡No hay pero que valga!

Lunes 4 de Abril de 2011.
¡Lo que es mío!
Por Riqui Ricón*
Mira, Jehová tu Dios te ha entregado la tierra; sube y toma posesión de ella, como Jehová el Dios de tus padres te ha dicho; no temas ni desmayes (Deu 1.21).
El temor es una fuerza espiritual tan fuerte y poderosa como la fe, pero opuesta a ésta. La fe y el temor son como el norte y el sur, ambos se encuentran en el mismo eje y ejercen la misma influencia pero son totalmente contrarios.
Cuando las personas se acercan a mí porque están desanimadas o abatidas, o cuando yo mismo comienzo a sentir la presión del desánimo o la depresión, siempre pregunto: ¿qué voz estás escuchando? ¿La que te dice, ánimo, entra, ven sube y toma posesión de ella, no temas ni desmayes, todo lo puedes en Cristo, mayor es el que está en ti que el que está en el mundo; o la que te dice: está muy duro, es muy difícil, estás muy enferma/enfermo, ya no tienes fuerzas, no va a suceder, nunca va a cambiar, etc.?
La primera proviene de tu Padre, es Su Palabra, la Palabra de Dios, y produce fe en tu corazón pues sabes que Dios no miente ni se arrepiente, que lo que Él dijo lo va a hacer, que lo que Él habló lo va a ejecutar. La otra, pretende arrinconarte en un hoyo obscuro, paralizándote de miedo y depresión con el FIRME PROPOSITO de que te apartes de Dios y de Su Palabra.
- Pero, pero… Riqui Ricón, es que tú no sabes… mi situación… el problema en que estoy atorada/atorado… es pecado…
Pues, ¡No temas, ni desmayes! ¡Corre hacia Dios en lugar de huir de Él! Ya que siete veces cae el justo y siete veces se vuelve a levantar (Pro 24. 16). Nota que la Escritura dice “el justo” no el pecador y tú ya fuiste hecha/hecho justa/justo por el precio de la Sangre de Jesús. Es más: Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él (2 Co 5.21).
Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros (1 Jn 1. 9-10).
Esta provisión para el arrepentimiento y perdón de pecados es para los justos, para las Hijas e Hijos de Dios Nacidos de Nuevo.
- Pero, pero… no me entiendes Riqui Ricón… llevo mucho tiempo luchando con esto… continuamente estoy cayendo… ya son muchas veces que le pido perdón…
Pues, ¡No temas, ni desmayes! ¡Corre hacia Dios en lugar de huir de Él!
Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete (Mat 18. 21-22).
Si Jesús nos pide que perdonemos setenta veces siete ¿acaso crees que Él no está dispuesto a perdonarte más? Así que, mientras te estás levantando setenta veces siete o las veces que sean necesarias por estar cayendo en algún pecado oculto, COMIENZA A CREER que eres quién Dios dice que eres: una Hija/Hijo de Dios Nacida/Nacido de Nuevo NO DE SIMIENTE CORRUPTIBLE SINO DE UNA SEMILLA INCORRUPTIBLE que es la Palabra de Dios, que vive y permanece para siempre. Tarde o temprano, cuando menos te des cuenta, vas a creer quién tú ya eres en Cristo Jesús y, entonces, el pecado ya nada tendrá en ti. ¡Victoria!
- Pero, pero… Riqui Ricón, a mí el doctor me diagnosticó cáncer… diabetes… SIDA…
Pues, ¡No temas, ni desmayes! ¡Todavía no ha llegado el día, ni llegará, en que Dios falte a Su Palabra!
Y cuando llegó la noche, trajeron a él muchos endemoniados; y con la palabra echó fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos; para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias (Mat 8. 16-17).
quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados (1 P 2. 24).
- Pero, pero… Riqui Ricón, me van a despedir… no tengo para comer mucho menos para pagar mis deudas…
Pues, ¡No temas, ni desmayes! Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti. ¡Él es fiel! ¡No te ha dejado, ni te dejara!
Joven fui, y he envejecido, Y no he visto justo desamparado, Ni su descendencia que mendigue pan (Sal 37. 25).
Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús (Fil 4. 19).
Así que, ¡Sube y toma posesión de lo que es tuyo!
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
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Abril 4                                               Mat 26. 30-46 /  Deu 1.2 /  Job 4

viernes, 4 de febrero de 2011

Viernes 4 de Febrero de 2011

¡Es la Palabra de Dios!
Por Riqui Ricón*
Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho! ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria? Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían (Luc 24.25-27).
Usualmente, cuando he asistido a una conferencia o convivencia donde se habla y reflexiona de la Biblia como la Palabra de Dios, me siento animado y confiado ante las circunstancias que tengo por delante pues mi espíritu, mi verdadero yo, ha sido alimentado y fortalecido con poder.
Sin embargo, cuando permito que sean las circunstancias, lo complicado del problema, lo fuerte de una discusión, la mala noticia del diagnóstico médico, la carencia de recursos, etc., quienes regulen mi estado de ánimo, entonces, me sentiré triste y abatido. Puedo, inclusive, entrar a un estado mental de confusión donde el temor y la angustia me dominen.
Así, tres días después de que Jesús había sido asesinado en una cruz, unos de Sus discípulos caminaban tristes y confundidos hacia la aldea llamada Emaús. Entonces, Jesús se presentó ante ellos Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían.
De pronto, algo sucedió en la vida de estos hombres al grado de olvidarse del propósito y la relevancia de su viaje, ya fuesen asuntos de negocios, religiosos o familiares, todo pasó a segundo término.
Y se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras? Y levantándose en la misma hora, volvieron a Jerusalén, y hallaron a los once reunidos, y a los que estaban con ellos, que decían: Ha resucitado el Señor verdaderamente, y ha aparecido a Simón. Entonces ellos contaban las cosas que les habían acontecido en el camino, y cómo le habían reconocido al partir el pan (Luc 24.32-35).
Fe viene cuando acudimos a la Biblia con la actitud correcta, esto es, considerándola lo que en verdad es, la indiscutible e infalible Palabra de Dios. Cada una de las palabras que se encuentran escritas en tu Biblia han salido de la boca de Dios, fueron pronunciadas, primeramente, por Él y la fe fluye cuando entendemos que, si Dios lo dijo, entonces, necesariamente, se va a cumplir; si Dios lo hablo, entonces, sin lugar a dudas, se va a ejecutar.
Puedes pensar, como yo solía hacerlo, “muy bien, estoy de acuerdo, pero ¿quién o cómo se va a cumplir? ¿Quién o cómo se va a ejecutar?” Cuando descubrí la respuesta a estas interrogantes quedé asombrado de lo fabuloso y sencillo que es el Plan de Dios para nuestras vidas, pues la única respuesta es: ¡La Palabra de Dios!
¿Cómo? –pensarás- ¿La Palabra de Dios va a realizar lo que la Palabra de Dios dice? ¡Claro! Pues es, precisamente, Su Poder para cumplirse así misma lo que la define como Palabra de Dios.
El mejor ejemplo para explicar esto se lo escuche decir a Keneth Copeland: supongamos que el Señor Jesús se manifestase físicamente delante de nosotros y al saludarnos nos dijese, “Hola, miren que bonita tarde de domingo estamos teniendo hoy”, tú y yo estaríamos tentados a replicarle, “pero Señor, hoy es viernes por la mañana”, y eso sería un grave error, pues estaríamos pasando por alto un pequeño, pero muy significante, detalle: ¡Él es Dios! Y todo, absolutamente TODO, LO QUE Él dice, las Palabras que salen de Su boca, se cumplen sin faltar ni una de ellas.
Tienes que llegar un punto en tu relación con Dios en el que comprendas que cada vez que dices que la Biblia es la Palabra de Dios, estás confesando que tiene el poder intrínseco para cumplirse a sí misma.
Así que, busca en la Biblia TODO aquello tocante a tu necesidad o petición y ponlo en tu boca, mente y corazón, declarando que crees que lo recibes y te vendrá, ¡es la Palabra de Dios!

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2010



Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
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Febrero 4                                          Luc 24.13-53  /  Gen 44  /  Sal 35

jueves, 3 de febrero de 2011

Jueves 3 de Febrero de 2011

¡Resucitó el Señor!
Por Riqui Ricón*
Aconteció que estando ellas perplejas por esto, he aquí se pararon junto a ellas dos varones con vestiduras resplandecientes; y como tuvieron temor, y bajaron el rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea, diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer día (Luc 24.4-7).
En estos tiempos, es de vital importancia que comprendamos cabalmente el significado de la resurrección de Jesucristo. Primero, Él destruyó, con su muerte y resurrección, al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre (He 2.14-15).
La Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, nos enseña que los que permanecemos en la Palabra, creyéndole a Dios, creyéndole a Su Palabra, conoceremos la Verdad y la Verdad nos hará libres. En este caso la Verdad es que al resucitar Jesucristo destruyó al diablo y somos libres de la servidumbre o esclavitud que nos producía el temor a la muerte.
La paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es VIDA ETERNA en Cristo Jesús, Señor nuestro (Ro 6.23). De acuerdo a la escritura Jesús no solamente murió por tus pecados sino que se hizo, así mismo, pecado por amor a ti y de esta forma se te otorgó el regalo de ser hecha/hecho justa/justo y con derecho pleno a la VIDA ETERNA. Este derecho se consuma o se realiza plenamente en el instante mismo que la muerte no puede retenerlo, pues Él jamás cometió un solo pecado.
A pesar de que en Juan 3.16 Dios nos garantiza que TODOS los que creen en Jesús no se pierden sino que TIENEN VIDA ETERNA, es asombroso como los creyentes ignoran o pasan por alto lo que las palabras VIDA ETERNA significan: ¡vivir para siempre! O sea, ¡no morir!
Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo  (1 Co 15.53-57).
Al resucitar Jesús, lo que en Él había de corruptible (pues se hizo un ser humano idéntico en todo a ti y a mí), se vistió de incorrupción, lo que en Él había de mortal se volvió inmortal, siendo Jesucristo, de esta forma, EL PRIMER HIJO DE DIOS NACIDO DE NUEVO, lo que nos lleva al segundo significado de la resurrección de Jesucristo.
Cuando Jesús muere en la cruz,  con Su Sangre paga el justo castigo por nuestros pecados y al resucitar nos da la vida eterna. Pero no cualquier tipo de vida, no como creaturas ni como ángeles sino como Hijas e Hijos LEGÍTIMOS del Dios vivo y verdadero.
Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados, llamados por Él mismo, hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él (1 Jn 3.1).
en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad (Efe 1.5).
Ahora bien, una/un auténtica/auténtico y legítima/legítimo Hija/Hijo de Dios no puede ser, de ninguna forma, la misma persona pecadora sujeta a sus antiguas pasiones, fracasos y derrotas. Recuerda que Jesús le dijo a Nicodemo, te es NECESARIO Nacer de Nuevo si quieres ver y entrar al Reino de Dios y, de acuerdo a la Escritura, las Hijas/Hijos de Dios Nacidas/Nacidos de Nuevo son, igual que Jesús, al vencer a la muerte con su resurrección, santos, justos, inmortales e incorruptibles.
Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios (1 Jn 5.1a).
y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad (Efe 4.24).
siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).
Es pues, gracias a la resurrección de Jesús, que la muerte nada tiene en mí, pues he recibido Vida Eterna y una nueva naturaleza, la de una/un Hija/Hijo de Dios Nacido de Nuevo.
¡Aleluya, el Señor resucitó!

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2010


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
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Febrero 3                                          Luc 24.1-12  /  Gen 43  /  Sal 34

martes, 1 de febrero de 2011

Miércoles 2 de Febrero de 2011

¡Alégrate!
Por Riqui Ricón*
Alegraos, oh justos, en Jehová; En los íntegros es hermosa la alabanza (Sal 33.1).
Alabar a Dios es un deleite y es muy difícil encontrar un creyente que no se goce al derramar su corazón en alabanza y adoración al que es digno de recibir toda la gloria, Cristo Jesús.
Existe un deleite mayor, un gozo más excelente, que me permite disfrutar de la Plenitud de Dios, que es el saber y creer que soy justo, pues el justo se alegra en el Señor.
Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo,  para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús (Ro 3.21-26).
Anteriormente, cuando se hablaba de justicia, integridad y santidad, sentía mucha lástima por mí mismo pues yo había perdido y desechado esas virtudes al tomar malas decisiones y llevar una vida de pecado. Mas ahora, de acuerdo a la Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, ¡he sido justificado gratuitamente por la gracia de Dios, mediante la redención que Cristo Jesús efectuó para mí pagando el JUSTO precio de mis pecados! ¡Esto lo propició Dios a mi favor para manifestar Su justicia, la cual es más sublime que la nuestra, pasando por alto mis pecados a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús!
Así que, de tal manera me amó Dios que entregó a Su Hijo PARA QUE YO CREA EN EL y tenga vida eterna al ser justificado, HECHO JUSTO, por Su justicia.
Me dirás, sé que la Biblia lo dice, pero ¿cómo puede ser posible eso? A través del Nuevo Nacimiento.
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación (2 Co 5.17-19).
Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios (1 Jn 5.1a).
Cuando tú reconociste a Jesús como Señor y Salvador de tu vida, el espíritu que tú eres y que estabas muerto, no revivió para seguir siendo el mismo, sino que fuiste creado de nuevo, esto es, hecho totalmente nuevo por el Espíritu Santo y por la Palabra de Dios, para gozar de vida eterna plena y abundante.
siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).
Entonces, has sido declarado por Dios, justo, íntegro y santo, y por lo tanto tienes derecho a una vida llena de gozo, paz, salud, prosperidad y victoria. No me malentiendas, esto no quiere decir que no tendrás problemas o grandes contra tiempos. ¡No! ¡Todo lo contrario! Jesucristo dijo, Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo (Jn 16.33).
Sí, tendremos pruebas y aflicciones, pero de todas ellas nos librará el Señor y saldremos más que vencedores por medio de Aquel que nos ha amado, Cristo Jesús. Pues nosotros, tú y yo, somos justos, justicia de Dios y somos de Él y hemos vencido al mundo pues mayor es el que está en mí que el que está en el mundo.
¡Alégrate!

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2010



Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
                                                                                   
Febrero 2                                          Luc 23.26-56  /  Gen 42  /  Sal 33